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El Arteterapia, una disciplina en auge hacia el bienestar social y comunitario


El Arteterapia, una disciplina en auge para el bienestar social y comunitario.

La arteterapeuta María Antonia Hidalgo, que dirige el máster de la UPO sobre “Arteterapia y aplicaciones del arte para el diálogo y la integración social”, asegura que la función de la arteterapia es llevar a la persona a un estado de escucha, creatividad y disponibilidad para sí misma

La arteterapia es una disciplina que tiene como principal objetivo proporcionar canales de expresión y bienestar personal y comunitario a través de los procesos de creación y mediante distintos lenguajes artísticos, tales como el dibujo, la pintura, el modelado, la danza, el movimiento, la narrativa, la música, la fotografía, el vídeo…. “Contribuye a aportar conciencia sobre nosotros mismos y nuestro entorno, representa un trabajo con la persona a través de diversas herramientas artísticas, que es, al fin y al cabo, un acompañamiento en la comprensión del mundo y un reconocimiento del lugar que ocupamos en él”.

De esta manera lo explica María Antonia Hidalgo, directora ejecutiva del máster “Arteterapia y aplicaciones del arte para el diálogo y la integración social, V edición”, que comienza el 16 de febrero en la Universidad Pablo de Olavide.

“La diferencia con otras formaciones similares es, precisamente, nuestro enfoque integrativo y comunitario. Partimos de un abordaje bio-psico-social y no bio-médico del concepto de salud. Por tanto, partimos del concepto de recuperación, no de enfermedad. Esta óptica lo cambia absolutamente todo. Este programa también dialoga con la visión feminista y los derechos de la dignidad humana dentro de la teoría crítica, lo que ha venido a reforzar su carácter psicosocial y transdisciplinar”, según la directora.

Este máster propio, que empezará que concluirá en diciembre de 2019, está gestionado por el Área de Formación Permanente de la Fundación Universidad Pablo de Olavide. Dicho programa ofrece una capacitación integral en arteterapia, potenciando el componente humano, la escucha, la compasión y el respeto.

La formación, con enfoque integrativo y psicosocial, cuenta con un amplio grupo de expertos que asumen el arte como herramienta de transformación de las personas y las comunidades, desde arteterapeutas, psicólogos, psiquiatras, historiadores del arte, sociólogos, filósofos, antropólogos y artistas que tratan la construcción del tejido social en sus obras, asegura Hidalgo.

“El máster, desde su primera edición, se caracteriza por ser inclusivo en los lenguajes artísticos. Hay una predisposición absolutamente abierta para los planteamientos expresivos: el movimiento, la poesía, las artes plásticas y visuales, la música, la narrativa, el vídeo y la fotografía, entre otros”, apunta la arteterapeuta. De esta manera, la práctica de la arteterapia puede aportar múltiples beneficios a las personas que la llevan a cabo, puesto que proporciona un espacio lento, de escucha consciente, y con grandes silencios “en una sociedad de la aceleración y aturdimiento continuo”.

La función primera de la arteterapia es llevar a la persona a un estado de escucha, creatividad y disponibilidad para sí misma en un espacio de tiempo. “Esta vida frenética, nos impide tomar distancia de las cosas, pensar, saber dónde se ubican nuestros deseos y lo que ha quedado de ellos. Necesitamos espacios para la sensibilidad, para conectar con lo sutil, con nuestras propias vulnerabilidades, darles un lugar en nosotros, reconocer nuestro propio cuerpo en todas sus vertientes, física y emocionalmente, dar paso a la mente para construirnos y no destruirnos, crear y disfrutar de la experiencia estética, presente en todos los órdenes de la vida. Estos aspectos son vivenciados y facilitados en arteterapia, dando paso a la expresión integral de la persona por caminos alternativos a la palabra, como la expresión artística y el movimiento”, manifiesta María Antonia.

Asimismo, asegura que el dispositivo que ofrece la arteterapia sirve para ser capaces de relacionarnos con el dolor, con lo incómodo, con el cuerpo, con el silencio, la rabia, la incapacidad, la salud, la enfermedad y la muerte, entre otras categorías. “Este darse cuenta pasa también por apreciar cómo nos relacionamos con los demás y cuáles son nuestros mecanismos de defensa más recurrentes. Primero lo ves un en plano simbólico y luego amplias la mirada para poder ser aplicado a tu vida cotidiana”.

Con respecto a la relación entre la arteterapia con el diálogo y la integración social, la profesora explica “que un grupo de personas se encuentre para estar y crear a través de sus propias potencialidades es algo que, ineludiblemente, conlleva al diálogo y al sentido de la pertenencia, a la integración del grupo. Hay un factor de atención hacia uno mismo, hacia esa parte en ti donde se intersecciona tu mundo, la familia, la comunidad, tu país, el origen, tu cultura… La integración social se sustenta en la escucha y el reconocimiento de las diferencias que hay dentro de cada uno de nosotros como grupo, la conciliación de lo individual y lo colectivo que aquí acontece a través de nuestros símbolos, a los que atender en un espacio más lento, más terapéutico y menos violento”.

Este programa formativo permitirá formar de una manera integral, teórica y práctica, a terapeutas artísticos en el ámbito social, educativo y sanitario para el ejercicio profesional. Asimismo, les ayudará a desarrollar capacidades para establecer relaciones entre la arteterapia y otras áreas de conocimiento, creando un espacio de reflexión e intercambio de iniciativas entre los distintos agentes sociales y educativos que participen en el programa.

Con respecto a las prácticas que podrán realizar los alumnos, la directora ha asegurado que las del primer curso están más enfocadas a talleres de creatividad y autoestima, cuyo principal objetivo es el desarrollo de las capacidades comunicativas del grupo, poniendo en valor el potencial creativo de cada persona a través de distintos lenguajes artísticos, como el dibujo, la pintura, la música, el collage, la expresión corporal…. Las prácticas del segundo curso tienen un encuadre más definido, con grupos de personas reducidos, y una mirada y posicionamiento terapéuticos.

“En estos ocho años de recorrido, se han firmado más de 180 convenios de prácticas. El objetivo de las mismas es que el alumnado vaya tomando contacto con el ejercicio de la profesión y con diferentes colectivos en los tres ámbitos de intervención de la arteterapia, educativo, social y clínico, aplicando los diferentes conocimientos y dinámicas”, concluye María Antonia Hidalgo.

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